Planificación financiera, un mal necesario

Planificación financiera, un mal necesario

¿Por qué es tan necesaria la planificación financiera? ¿Qué errores podemos evitar gracias a ella? ¿Qué debemos valorar para aprovechar sus ventajas?

Cuando acaba un año es común hacer balance y formular los deseos del próximo, esta actividad se repite en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida. Podemos decir que es un buen momento para evitar repetir el próximo año los errores que hemos cometido en éste.

En el mundo empresarial, siempre suceden cosas que, a priori, no estaban contempladas en el guión. Sin embargo, en nuestra mano está el conseguir minimizar estos factores, planificando adecuadamente nuestra actividad y nuestras necesidades.

Tanto cuando nos embarcamos en una aventura empresarial como para cualquier empresa en funcionamiento, se deben tener claras las líneas estratégicas que marcan nuestra actividad. La mejor forma de concretar estas ideas es plasmándolas en una serie de objetivos concretos y alcanzables; que nos sirven para crear el Plan de Negocio, nuestra guía en la operativa diaria. Como último eslabón, no por ello menos importante, se obtienen las necesidades financieras. ¿Cuántas veces se tienen ideas brillantes que no se pueden materializar por falta de recursos? o lo que es peor, ¿cuántas veces han fracasado proyectos porque no se habían cuantificado correctamente las necesidades financieras y no se puede hacer frente a las deudas? De ahí, la importancia de una adecuada planificación financiera.

La correcta identificación de las necesidades supone uno de los aspectos más importantes y trascendentales en la planificación financiera de cualquier empresa. Es preferible dedicar tiempo a identificar dichas necesidades correctamente que convertir el “apagar fuegos” en una actividad cotidiana. De esta manera reducimos la aparición de elevados gastos financieros provocados por negociaciones desfavorables y precipitadas.

En muchos casos el Plan de Negocio nos determinará las necesidades, pero en otros serán los objetivos o actuaciones concretas que tenga la empresa los que nos marquen las pautas de actuación y el horizonte temporal. Una nueva inversión en maquinaria, la entrada en nuevos mercados o el simple hecho de realizar el presupuesto anual pueden propiciar la aparición o detección de nuevas demandas de recursos que deben ser cuantificadas.

A la hora de identificar las necesidades globales hay que tener en cuenta las diferencias que surgen entre conceptos de ingresos – gastos y cobros – pagos, que es el tiempo que transcurre entre que se devengan los primeros y se materializan los segundos.

También, es importante ser consciente de las limitaciones que nos podemos encontrar a la hora de buscar financiación externa: nuestra capacidad de endeudamiento, las garantías que nos vaya a exigir el banco y evidentemente que la empresa genere el suficiente cash-flow para ir devolviendo la deuda. Una vez afrontadas éstas, el que se consigan unas determinadas condiciones va a depender de nuestra capacidad de negociación, la cual se verá afectada entre otros factores por el tamaño de la empresa y su influencia en el sector.

Además para cada tipo de empresa existe una proporción óptima entre recursos propios y ajenos, la cual se determinará en función de los intereses y políticas de la empresa.

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