En la economía de productos, muchas estrategias han sido implementadas para propiciar la demanda masiva y crear un ecosistema donde el producto en cuestión es el protagonista.
Mediante los medios de difusión se han creado paradigmas de marketing que tienen como propósito generar interés por parte del consumidor que no conoce el producto o (en caso contrario) reforzar el interés de quien ya lo conoce.
Cuando hay mucha oferta y la propaganda de la competencia es buena, ¿cómo puedes ser posible competir
La respuesta está en la atención al cliente. Es importante para un usuario sentirse cómodo al adquirir el producto de su interés, promovido más por la experiencia que supone y obviando en casos puntuales el hecho de si está en oferta o si el precio es el adecuado.
Para poner esto en contexto, diversos estudios de marketing actuales demuestran que los usuarios le dan un valor de siete sobre diez puntos a su experiencia de compra, lo que lo coloca en el factor más decisivo para su adquisición, solo superado por el factor “interés”.
Las grandes multinacionales e incluso las compañías medianas y pequeñas crearon, en este aspecto, una nueva forma de competencia enfocada en la atención y los servicios.
Parte de sus ganancias netas son invertidas en departamentos de atención especializada, sistemas más eficientes de respuestas, atención y facturación mediante métodos rápidos y departamentos dedicados al análisis de opiniones, quejas y sugerencias de los usuarios. La idea detrás de esto es crear una experiencia de compra que cree una fidelidad hacia la marca.
Hay que destacar que los pequeños y medianos empresarios pueden acercarse más fácilmente a sus compradores para escuchar lo que desean y crear atención y productos a medida. Ésta es la base que le permite competir contra los grandes, quienes a pesar de contar con excelente infraestructura y una organización impecable, pecan por su dificultad en mantener la cercanía en la atención al cliente.